Que tire la primera piedra aquella afortunada persona que no ha tenido un mal día. Imposible,¿no? en esta imperfecta vida siempre tenemos días en que todo comienza o termina saliendo mal. Donde la frustración, decepción, trizteza o rabia se interrelacionan y podemos caer en la tentación de no ver más allá de nuestros propios lamentos.
Cuando tengan uno de esos días, les recomiendo ver esta extraordinaria película: In a better world.
Esta es la historia de un médico idealista quien trata de dar su contribución al imperfecto mundo, de un lado del continente mientras resuelve sus propios dilemas en casa, al otro lado del hemisferio. Bajo la dirección de Susanne Bier y escrita por Anders Thomas Jensen, esta película fue elegida como la mejor película extranjera tanto en la entrega número 83 de los Oscars como los Globos de Oro 2011. Merecidos premios dado que se exploran los sentimientos humanos contrastados de forma magistral con diversas realidades: un niño que expresa el dolor de haber perdido a su madre a través de violencia, la convivencia de un matrimonio casi terminado, padres frustrados entre trabajo y la familia, son contrastados con la pobreza y barbarie social aún presente en algunas comunidades. Acto seguido surgen algunas preguntas como ¿Cuál es nuestra contribución al mundo? ¿Sociedad? ¿Cuál es la frontera de nuestros derechos vs el prójimo? ¿El caos es parte de nuestro orden humano?.
Paradojas como un problema de "niños" puede terminar siendo todo un suceso de "adultos". Cada uno sufre de acuerdo a su realidad pero si comparamos a escala, la pobreza y la barbarie no tienen punto de comparación con otros problemas donde tenemos más control y muchas veces lo olvidamos.
Todas las actuaciones fueron muy apropiadas, pero bajo mi humilde opinión, la pareja estelar (Mikael Persbrandt y Trine Dyrholm) y el niño antagonista "Chirstian" ganaron todo mi respeto.
100% recomendable. Somos afortunados y debemos estar siempre agradecidos por la buena vida que muchas (o contadas) veces disfrutamos.
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